DESDE LA PARROQUIA. ¿Por qué corren las ratas?

DESDE LA PARROQUIA. ¿Por qué corren las ratas?

Por Mar Morales

Le contaré una historia verídica, terrorífica y personal.

Una noche cualquiera, mientras preparaba la cena en la cocina de mi casa (la casa de usted, por supuesto que sí) mi pequeña perrita se empezó a azotar contra uno de los muebles, rascando con desesperación para querer abrirlo.

El incidente me alertó que había en ese mueble algún animal, pero pensé que sería una lagartija o un sapo, ya que en alguna ocasión me topé con un enorme sapito en las escaleras y sentí que me iba a infartar.

También me apareció en una bolsa de mano que había dejado en la sala una lagartija. Leyó usted muy bien: una lagartija invadió mi bolsa.

Pensé que estos incidentes sería lo peor que viviría en esta casa, pero siempre la realidad supera la imaginación.

La cercanía de una laguna hace que lleguen las especies más raras y desagradables a este lugar.

Debo confesarle, ya que estamos en confianza, que una de mis manías (tengo varias, se lo he dicho), es la limpieza y por eso a la señora que hace el enorme favor de ayudarme con las labores domésticas, siempre que veía un personaje extraño del reino animal le insistía que comprara cloro y lo que fuera necesario para que dejara todo impecable y así evitar que un día terminara yo en la sala de urgencias de cualquier hospital a causa de mis nervios (con la pandemia, el terror era 70 veces peor).Pero el fatídico día llegó.

Saliendo muy de mañana rumbo al aeropuerto observé una enorme rata muerta en el jardín de enfrente.

Al menos la muerta era la rata y no yo.

El vecino me dijo, dos días después, que había una plaga de ratas y que había fumigado y que por eso tenía ese cadáver en mi jardín.

Fue el principio del fin.

Mandé a fumigar, compré venenos de todo tipo, teniendo que dejar unos días mi perra en la pensión canina para evitar desgracias. Días completos de terror.

En efecto las ratas morían pero llegaban otras.

Una noche, ya estando mi hija y yo descansando, escuchamos que caían trastes de la cocina. Dudando entre apretar el botón de pánico para alertar a las autoridades o de plano empezar a gritar pidiendo auxilio, vimos subir corriendo una enorme rata por las escaleras.

TERROR EN AMITYVILLE

Esos episodios se hicieron cotidianos. Por las noches oíamos ruidos en las escaleras, en la cocina, en el baño de la planta baja….A causa de una de ellas, salí volando de las escaleras, lastimándome la rodilla.

Una amiga muy querida viendo mi estado de nervios y el mal estado de mi pierna, acudió en mi auxilio y puso los “remedios más eficaces y naturales” para ahuyentar roedores en cada esquina, en los patios, en el jardín. Si llegaba alguien de visita me decían que si estaba cocinando algo porque olía a canela, a clavos, a pimienta.

Una noche, de madrugada, la vecina, ella sí con mucho valor (o temor, según se vea) oprimió el botón de pánico al escuchar ruidos y todos terminamos a mitad de la calle, con la policía municipal recorriendo las casas en busca del intruso.

Cuando les dijimos que la situación era insoportable un oficial, muy amable nos dijo que debido a los trabajos de limpieza de los pozos y del drenaje por parte del flamante GRUPO MAS, las ratas se habían desatado,

¿Qué prefieren, agua apestosa con lombrices o ratas?

Al escuchar eso empecé a sentir no solo asco, también que todo el cuerpo me picaba de solo imaginar que nos estábamos bañando con agua asquerosa, amarilla, llena de lombrices y de ratas.

Y es que seguro usted sabrá, y si no sabe se lo contaré, que con el despido injustificado de los más de mil trabajadores del extinto SAS se contrató una de las empresas más torpe, más corrupta, que forma parte de la empresa brasileña Odebrecht, bajo el amparo del inepto ex alcalde Ramón Poo y por supuesto, bajo la mirada complaciente de otra ratota, esta de dos patas, el impresentable Javier Duarte.

Desde entonces todo mal. Las personas que están realmente capacitadas para que a nuestros hogares llegue agua en condiciones salubres están sin empleo hace cinco años y nosotros, los jarochos, estamos padeciendo las consecuencias.Las ratas de dos patas son en gran parte responsables del terror que vivimos a diario con las ratas de cuatro patas.

Y POR CIERTO….

El título de esto que usted lee (espero sin bostezar) viene a colación tras ver el video de otro impresentable: Ricardo Anaya, quien en tono chillón dice que se va del país por ser perseguido por el presidente López Obrador, quien hasta a la cárcel lo quiere mandar. ¿Así o más patético?

En verdad está creyendo que lo vamos a extrañar.

¿Por qué corren las ratas?

Las de dos patas, por tener cola que les pisen.

Y a propósito: ¿Ya sabe dónde están los Yunes?

Silencio, silencio, siguen sin hablar…

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