Alumnos de la sierra de Tezonapa enfrentan un triple reto para continuar su educación con la modalidad a distancia por la pandemia COVID-19; la mayoría no tiene internet, televisión y también recibe sus clases en otro idioma.
Bajo este escenario alumnos de comunidades tendrán que aprender, o de lo contrario dejar perder el año.
La desigualdad económica, la brecha digital y la falta de comunicación, son parte de los retos que lidian padres y alumnos de los distintos municipios del país como Tezonapa, que tiene 46 comunidades indígenas donde no hablan bien el español, porque su lengua madre es el náhuatl, zapoteca o el popoluca.
Al respecto, el alcalde de este municipio veracruzano; Arturo Sánchez García, indicó que Tezonapa es otro de los lugares afectados con esta modalidad, pero que esta situación también se vive en municipios como Córdoba, donde tampoco hay internet en la zona serrana.
“Es un problema en todos los municipios, tanto urbanos como serranos, porque en todos lados hay pobreza. Algunos padres con la pandemia tuvieron que empeñar hasta su televisión, que con esfuerzo habían comprado y la gente no tiene dinero para contratar internet”, dijo.
En un municipio de alta marginación, donde algunos no tienen televisión ni señal, aunque hablen español. Para el presidente municipal de Tezonapa, una opción hubiera sido arrancar el ciclo de enero a enero, sería 2021-2022, o que al menos dos veces por semana los estudiantes tuvieran clases presenciales en diferentes horarios con todas las medidas sanitarias para evitar los contagios.
Se complica cumplir
El municipio tiene un total de 149 localidades, limita al oeste con Zongolica, al norte con Omealca, al oeste y sur con el estado de Oaxaca, donde solo una calle los separa del municipio de Cosolapa.
En un territorio montañoso, con comunidades como Laguna Chica, Santa María, Caxapa, entre otras; padres de familia sortean junto con sus hijos las limitantes de este nuevo ciclo escolar.
Christina Saldaña, en la comunidad de Laguna Chica, relata que su hija que cursa el quinto año de primaria inicia a las ocho de la mañana sus actividades; de 4 a 6 toma las clases televisadas, después saca una síntesis y debe mandarla en la noche por WhatsApp, a su maestra.
Sin libros físicos, sólo archivos que descargan de internet, la pequeña debe realizar las actividades en conjunto con su madre, que debe hacer a un lado las tareas del hogar para repasar el aprendizaje de primaria junto con ella.
En comparación con la modalidad “normal”, este ciclo escolar es más difícil tanto para los papás como para los niños, asegura la señora Saldaña.
Sin embargo, teme a las clases presenciales debido al riesgo a que su hija y otros niños puedan contagiarse de Coronavirus.
Comenta que, con esfuerzo, trata de adaptarse a la “nueva normalidad” y recordar lo que hace años aprendió en la escuela para ayudarle en la tarea a su hija, pero que hay otras familias que tienen situaciones más complicadas.
“Hay familias en la comunidad que no saben qué hacer, no saben acerca de las clases, hay algunos niños que han dejado la escuela, están desorientados”.
(con información de Al Calor Político)